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Entrevista a la Vicepresidenta Lucía Martínez Grela

Hoy toca seguir con este post de entrevistas con una de las personas que maneja el timón de este club, la vicepresidenta Lucía Martínez Grela.

Todas las personas que conocen a Lucía saben que es una apasionada del fútbol, sobre todo del buen fútbol de toque que se consigue a través del trabajo y sacrificio que conllevan los entrenamientos. Ella llegó al Unión Campestre, en el verano de 2017, como jugadora de la mano de María Fraga. Ellas dos, entre otras muchas, llegaron a esta entidad con la idea de hacer un equipo femenino en el que cada jugadora que llegase al club tuviera la oportunidad de jugar y divertirse con el fútbol.

Lucía ya colgó las botas, pero eso no significaría que su pasión acabase ahí. Graduada en educación infantil y también en educación primaria con la mención de educación física, decidió sacarse el título de monitora de fútbol, y así pasar del campo, a dirigir equipos desde la banda. Actualmente es la entrenadora del equipo femenino de fútbol 11 y del equipo benjamín del club.

Y por si esto fuera poco, en el año 2018 decide incorporarse a la directiva del club como vicepresidenta, de la mano de Raúl Vázquez, actual presidente.

Desde su llegada se puede decir que cambiaron muchas cosas en el club, pero quién mejor que ella para que nos las explique.

 

E: Buenas tardes, Lucía. Empecemos por el principio. ¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol hasta que decides retirarte como jugadora?

L: Siempre he estado ligada a la actividad futbolística de una manera o de otra. Practicarlo, aunque parezca mentira, era un tanto difícil. Aun formo parte de aquellas niñas a las que no les dejaban jugar al fútbol ni en el recreo del colegio. Pero me daba igual, yo me hacía el camino ida y vuelta de casa al cole con el balón en el pie y veía los entrenamientos de los niños dando toques en la banda. Me alegra mucho ver a las niñas sorprendidas hoy en el campo de O Redondo cuando cuento esta anécdota ¡Algo hemos avanzado!

Las únicas posibilidades que tuve de jugar el fútbol las aproveché, empecé en fútbol sala en un club pionero y de los de peso, El Olivo (Vigo). Disfruté muchísimo, era una niña y el nivel era increíble. Llegamos a jugar las finales de los campeonatos gallegos, me seleccionaban con la selección de Vigo y Pontevedra. Fue una etapa increíble.

Cuando ya empezaba la universidad, y después de alternar el fútbol con un sinfín de disciplinas deportivas aterricé en Coruña. De pura casualidad y descarte me vi jugando de nuevo, esta vez a fútbol 11, en los campos de la Torre de Hércules. Aquella etapa fue todavía mejor que la primera si cabe. Aprendí mucho de fútbol y su entorno, a pasar frío y a pasármelo bien de verdad. Aquel vestuario, el grupo que teníamos, era perfecto, tenía un poco de todo, pero todas las piezas encajaban ¡Cómo nos reímos, ¡cómo disfrutamos y cuánto brindamos! “Éramos más de copas que de ligas”.

Conseguimos ascender y lo que era ocio de tarde de domingo se convirtió en largos tortuosos kilómetros en autobús domingo sí, domingo no. Creo que aquello nos consumió un poco a todas. Aquella temporada parecía que había sido suficiente.

Apareció una opción. Más bien apareció Joaquín, un hombre que nos propuso hacer las cosas amoldadas a nuestras necesidades, con Mery, compañera mía de equipo por aquel entonces y prima del hombre convincente.

Jugué una temporada más para sacar el proyecto adelante, se me hizo cuesta arriba, pero mereció la pena solo por la despedida que tuve el día que colgué las botas. El Bernabéu en la presentación de Cristiano al lado de aquello nada que envidiar. Vaya hooligans tiene O Redondo.

 

E: En el año 2017 llegas al club de la mano de María Fraga. ¿Cómo empezó el proyecto del equipo femenino del club y cómo fue esa primera temporada?

L: El Unión Campestre F.C. apareció en nuestras vidas, la mano de Mery y la de Jota (es un embaucador ahora que lo pienso [se ríe] ) que al parecer tenía el beneplácito del presi. El club no tenía femenino y nunca lo había tenido. El bisabuelo de Mery había sido el fundador de aquel club y el cariño a su tierra hacía que aquel proyecto le llenase de ilusión. No tendríamos kilometraje, no entrenaríamos de 22:30 a 23:30, no tendríamos que estar en el campo los domingos a las 15:00, no tendríamos que pagar nuestra ropa de juego y para más inri no nos cobrarían la cuota salvaje que nos habían cobrado aquel año. No encontrábamos ningún contra, todo eran pros.

 

 

E: En el año 2018 decides colgar las botas y hacerte cargo del equipo como entrenadora. ¿Qué cambia en la vida de una jugadora que pasa a dirigir un equipo?

L: No lo decidí yo, pero era una opción que se barajaba. Siempre dije que me haría cargo siempre y cuando todas las jugadoras de plantilla estuvieran de acuerdo, de lo contrario no lo hubiese hecho.

No es nada sencillo el cambio de rol, pero todas prometimos comportarnos [se ríe]. No me arrepiento, ha sido toda una aventura trabajar en los campos con adultas.

 

E: Actualmente también diriges al equipo benjamín del club. Como entrenadora, ¿qué crees que es más importante trabajar en estas edades?

L: En el fútbol base, suena a tópico, pero es cierto, inviertes más tiempo en razonar, dialogar intentando instaurar ciertos valores y respeto en un grupo que en los conceptos futbolísticos en sí. Hasta alevines de segundo año yo soy partidaria de trabajar habilidades motrices básicas, percepción espacial, técnica de balón y hábitos de higiene (esto es una lucha casi perdida) y todo ello siempre a través de juegos. Sé que a simple vista esto es muy criticable “juegan a la pilla ese, pero si esto es fútbol”, “van a estar jugando todo el entrenamiento” o “No aprenden nada” son algunos de los clásicos. Pero no lo comparto en absoluto, el aprendizaje psicomotor tiene unos escalones, en el momento que te saltes alguno cuando estos niños o niñas estén en la adolescencia van a ser conscientes de que no son capaces de hacer ciertas cosas. Y el juego como metodología… es que no conozco a nadie que lo pase mal jugando.

 

E: ¿Qué diferencias hay entre entrenar en categoría base y senior?

L: Creo que no puedo compararlas de manera justa. He entrenado a niñas, a niños, a equipos mixtos, pero en edad adulta solo he llevado equipos femeninos. Y me parece que los equipos senior masculinos y femeninos distan mucho entre sí en cuanto a predisposición, a intensidad, a atención y a mentalidad. Lo que sí que podría asegurar es que si eres capaz de dirigir un equipo de fútbol base estás más que capacitado para llevar uno senior.

Los pequeños te examinan en todo todos los días de entrenamiento:

Examen nº1: Consigue que dejen de hacer un rebumbio y se pongan a hacer movilidad articular.

Examen nº2: Consigue que todos entiendan su finalidad y proceso.

Examen nº3: Mientras haces los dos anteriores exámenes vete colocando el material para todas las tareas.

Examen nº4: Tienes exactamente un minuto y diez segundos para explicar la primera tarea. Después Game Over. Saben saltar, dar collejas, contar chistes malos, hablar de sus deberes y argumentarte todos sus planes del fin de semana.

Examen 5º: Elige bien las tareas, no hagas filas de más de dos personas, que no sea estático pero que tampoco los deje sin respiración, que las rotaciones no sean enrevesadas, acuérdate de marcar los inicios y los movimientos con distintos colores, mezcla destrezas.

Examen 6º: el más exhaustivo, cuidado, te vigilan con lupa, como hagas algo que les has dicho que no es adecuado ¡Estás perdido! No tienen memoria para las rotaciones, pero son como la Wikipedia en lo que a ti se refiere.

Examen sorpresa: En el momento más insospechado alguno te regalará algún momento épico, un razonamiento que tiene todo el sentido del mundo pero que tu mente adulta jamás haría, una escena sumamente graciosa o alguna muestra de cariño inesperada.

Si apruebas este plan de estudio, estás preparada para cualquier cosa [se ríe].

 

E: También en el año 2018 decides formar parte de la directiva como vicepresidenta del club. ¿Qué te llevo a tomar esta decisión y qué crees que le puedes aportar al club como vicepresidenta?

L: Un club da mucho trabajo, me propusieron colaborar y yo había pasado una primera temporada buenísima como jugadora y como entrenadora trabajando codo a codo con Jess.

Raúl parecía un chico serio y responsable [se ríe], el trato de Joaquín con los niños y niñas como coordinador era envidiable y los valores que persigue el club me entusiasmaban. Pocos clubes hay que busquen simplemente la formación o el disfrute.

El fútbol es algo que me encanta, y sinceramente, disfruté muchísimo en los dos clubes en los que jugué y sé que pude hacerlo porque había gente que invirtió horas en eso, era como una deuda pendiente. Lo que me han dado a mí igual podía dárselo ahora a los que vienen detrás. ¿Por qué no iba a colaborar?

Por aquel entonces no tenía ni idea de qué podía aportar, además de mi experiencia como jugadora y entrenadora hasta aquel momento. Ahora me he dado cuenta que he colaborado en una reestructuración que ha sido un aprendizaje constante. Esperemos que dé su fruto.

 

E: Desde tu llegada al club se han organizado varios torneos en O Redondo abanderados por el Unión Campestre, como han sido el torneo de categorías base Eliseo Vázquez Caridad, Futmenina o FutbolEmotion. ¿Cómo surgieron estas ideas y que aportaron al club?

L: El club en los últimos años no había logrado organizar un torneo propio. Pocas manos y mucho que hacer, no solo de cara al evento sino en la vida diaria del club. Esta temporada se dio el caso que éramos muchos los que estábamos por la labor y que mejor manera de homenajear a Don Eliseo, por su tiempo invertido en el Campestre. Ojalá podamos seguir organizándolo muchos años más.

El Torneo Futmenina es un evento de otra índole. Cuando jugábamos en verano nos recorríamos Galicia jugando torneos con nuestras amigas con las que no jugábamos el resto del año. Es un formato que creo que imita los campamentos de verano, pero sólo con fútbol. Pero poco a poco van desapareciendo. Un día estábamos tomando un café Sara Pernas, Jess Seoane y yo y nos preguntamos si seríamos capaces de organizar algo así. Una cosa llevó a la otra y, en el primer año 120 jugadoras, en el segundo casi 160 y si el coronavirus nos hubiese dejado este año tendríamos la tercera edición. Es un proyecto bonito, tanto futmenina como el Unión Campestre han ganado visibilidad y eso es siempre motivo de celebración.

La batalla de porteros de futbol Emotion nos la propusieron ellos y a nosotros nos encanta hacer cosas distintas y que los niños y niñas del club puedan conocerlas y disfrutarlas. Fue una experiencia diferente.

 

E: Y de tu mano también llega la idea de hacer actividades fuera del fútbol para los jugadores de categoría base. ¿Qué tipo de actividades se han hecho hasta ahora y que actividades habrá en el futuro?

L: Las actividades son lo mejor de un club, estar socializando fuera del terreno de juego y de los entrenamientos. Conoces más a los jugadores/as, se conocen más entre ellos, llegas a entender muchas cosas que de otra manera no entenderías y luego consigues congeniar mejor con ellos/as.

Lo dificultoso es que requieren de mucho tiempo, para organizar, coordinar y de muchas manos amigas, entrenadores/as, familias…

Que yo tenga constancia el Campestre ha organizado bastantes y muy diversas: Gymkanas nocturnas, dos campus de verano, una andaina con búsqueda de tesoro para los más pequeños, visitas a partidos del depor a Riazor, acampadas, merendolas, exhibición de billar, construcción de un soccer-pool, desplazamiento a Santiago para ver a la selección española, entrenamientos en la playa, partidos nocturnos con pelota luminosa, partidas de bolos, multijuegos con las familias, sesiones de cine… Creo que hemos hecho de todo y muy variado.

¿Qué actividades haremos? Pues van surgiendo un poco sobre la marcha, somos muy creativos [se ríe] Tenemos apuntadas algunas ideas: olimpiadas, hacer una especie de huerta, carrera americana, fiesta del terror… pero ahora dependemos mucho de como proceda esta cuarentena.

 

E: Llevas tres años en el club y te habrá pasado de todo: cuéntanos tu mejor anécdota.

L: Los vestuarios de los peques dan para un sinfín de aventuras, no hace demasiado colocamos un espejo grande en la pared del vestuario del Unión Campestre y entre todo el jolgorio entré y había un jugador (de los más pequeños) en pantalón corto, sin camiseta mirándose al espejo (él se veía de cuerpo entero) mostrando sus bíceps en posición de brazos croissant disfrutando de su cuerpo musculado en el reflejo. Cuando me vio simplemente sonrió y siguió con lo que estaba.

 

E: Y para finalizar te haremos la pregunta que será común para todos. Si te concedieran un deseo relacionado con el club. ¿Cuál sería?

L: Que el cuerpo técnico que hay en el club dure, que el trabajo pueda ser continuo y que siga llegando gente para quedarse. Todo lo que hemos conseguido hacer y mejorar ha sido fruto del trabajo grupal de mucha gente que ha decidido invertir su tiempo con nosotros de mil y una maneras. Ojalá quieran seguir invirtiéndolo constantemente.

 

Pues hasta aquí la entrevista a nuestra vicepresidenta, esperamos que os haya gustado. Y ya sabéis, si tenéis alguna pregunta que queráis hacerle o alguna curiosidad que preguntarle pasaros por O Redondo que estamos seguros de que estará encantada de responderos.

Y a ti, Lucía, muchas gracias por tu tiempo y por todo ese trabajo desinteresado que haces por este club.

 

Hasta la próxima.

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